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II La simultaneidad de afectar y ser afectada

Dejarse tocar es dejarse afectar.

Cuánto hay en dejarse

Y en consentir ese toque

Dejarse afectar es desnudarse. 

Cuánto hay en un desnudo con ropa

Y en disfrutar ese tacto con

Vivir el encuentro como un regalo

Por un instante,

palpar la vida desde “estoy sintiendo esto y ahora esto y ahora mmmh, esto”

Aunque no sea en palabras,

Porque quizás no hagan falta.

Suprimimos el contacto porque cuando te toco me estoy tocando.

Y en ese toque que me lleva también hay una vuelta. 

Y en esa vuelta, tu toque me da qué sentir. 

¿Cuánto miedo te da el sentir?

“Es que cuando siento ¡uf, cuánto hay! ¿Cómo se sostiene?”

Sentir a través de la piel es abrirnos a una comunicación de intimidad. 

Sentir es un estado vital. Está lleno de matices, de energías, de vida. 

Para mí, asumir la vulnerabilidad que genera un toque consciente es todo un reto. También un agradecimiento. También una revisión de mis deseos. 

Cuánto y de qué maneras nos tocamos, creamos y recreamos depende de darnos ese permiso y de qué tan vivxs queramos estar antes de la muerte.