Luego de leer “El manantial no se pregunta por el camino” de Bert Hellinger, reflexiono que la escucha excesiva hacia fuera y las construcciones que devienen de ello, crean imágenes internas. 

Imágenes internas que inhiben otras posibilidades y enmarcan lo que escuchan a lo ya aprendido. Esto imposibilita tener una mirada capaz de ser renovada. Impide una escucha activa, una respuesta tolerante, un hacer coherente y consciente en el Acá y Ahora.. 

Y comienzo en mi interior una desescalada y digo:

“Para escucharse al interno se precisa silencio.

Y para hacer silencio se necesita apagar el ruido.

Y para apagar el ruido debemos ser conscientes de que eso que oímos es ruido.

Y para ser conscientes del ruido podríamos empezar por apagar los rumores.

Apagar los rumores propicia una mayor escucha interna

(aunque no siempre, Luna)”.

Nuestros cuerpos hablan todo el tiempo.

Nuestras almas no mienten.

No nos hablan con lenguajes “fáciles” ni en entornos ruidosos,

(aunque a veces lo hagan igual, sobrepasados, sobreexigidos, con patología, sin encontrar otras vías).

Nuestros organismos nos envían señales a diario.

¿Dónde estamos que ni les oímos?

Sentir el síntoma en el cuerpo ya es un paso avanzado.

El síntoma ya impregnado en el cuerpo nos habla de:

una emoción ignorada,

un pensamiento implícito y/o negativo hecho carne,

un bucle mental dañino circulando repetitivamente por nuestra mente,

un conflicto sin resolución pasado por alto, ignorado. 

¿Podríamos detectar el desajuste antes?

  Cuando la emoción se puede canalizar,

  Cuando el pensamiento aún se puede comunicar,

  Cuando la energía nos está dia-lo-gan-do. 

¿Podrían estas ser claves para mirar hacia dentro en el día a día?

Hacia ese entendimiento y consciencia podemos encaminarnos, empezando por darnos cuenta de:

- La falta de escucha,

- Los hábitos que dañan,

- El aviso de atención que pregunta: “¿hacia dónde vas?”,

- La necesidad de revisión acerca de qué estás consumiendo y qué te está consumiendo,

- Los cambios que propiciarían un mayor estado de bienestar,

Recordemos el dicho que dice que tenemos una boca y dos orejas para oír el doble de lo que hablamos. 

Escuchar comienza con el paso por el corazón.

Escuchar ejercitando el vacío. 

Escuchar volviendo a la escucha = “es - mi - cucha”.

Escuchar como una vuelta a la guarida, al lugar necesario de centramiento, a mirarse, a sentirse. 

Para que desde acá, 

Expresemos más transparente hacia afuera. 

Hablemos más amoroso hacia adentro.

          Que cada día encontremos más espacio-tiempos de 

         mirada limpia, escucha profunda, palabra verdadera.